
Moreno, alto, distinguido, con unos expresivos ojos verdes y unos exóticos y casi felinos rasgos, Timothy Dalton, actor galés de cuarenta y ún años, fue el seleccionado por los productores Saltzman y Broccoli para interpretar al agente 007 cuando Roger Moore, ya con una edad imposible para interpretar el personaje, abandonó la serie en 1985 después de "Panorama para matar". No fue esta, sin embargo, la primera vez que el rol de James Bond se cruzaba en su camino, ya que a sus 22 años fue propuesto para el papel después de la deserción de Sean Connery. Dalton se consideró demasiado joven, entonces, para asumir el personaje, convencido además de que la serie de películas del agente 007 estaba tomando un rumbo demasiado alejado de la esencia de las novelas originales de Ian Fleming. Aún se toparía, a comienzos de la década de los ochenta, con una nueva proposición para protagonizar "Octopussy", pero -una vez más- rechazó la oferta.



James Bond vuelve a llamar a su puerta en 1986 con la retirada de Roger Moore, y una vez más Dalton rechaza la oferta de los productores británicos, esta vez por hallarse en gira con dos dramas shakesperianos, "La Fierecilla Domada" y "Antonio y Cleopatra". Saltzman y Broccoli convencen a Pierce Brosnan para aceptar el papel, pero la NBC, productora de la serie "Remington Steele" en la que el actor tenía un absoluto protagonismo, le obligan a rechazar la suculenta oportunidad por razones contractuales. Mientras estos tira y afloja tenían lugar, Dalton se vio libre de sus compromisos en los escenarios y los productores de la serie Bond, aliviados, pudieron anunciar a los cuatro vientos que Timothy Dalton sería el nuevo agente secreto 007 al servicio de Su Majestad Británica.
El contrato firmado entre Dalton y Saltzman-Broccoli especificaba la realización de tres películas en el período de cinco años, a lo que el actor añadió que su James Bond tenía que ser más serio y reservado que el que había caracterizado la personificación de Roger Moore, y que debían ser eliminados los gags humorísticos que campaban a sus anchas en las últimas producciones de la serie. La primera aventura 007 con Dalton al frente del reparto, "The Living Daylights", resultó un éxito de taquilla que recaudó más dinero que las dos precedentes entregas con Moore, e incluso que sus rivales más directas en el box-office en aquel año de 1986, "La Jungla de Cristal" y "Arma Letal", y todo ello a pesar de contar con el lastre que supusieron la joven actriz Maryam d'Abo -demasiado alejada de la imagen de Chica Bond a la que el gran público estaba acostumbrado- y de un villano pobre en matices -comparado con los anteriores Dr. No, Goldfinger, Blofeld, Drax o Zorin- interpretado por el actor holandés Jeroen Krabbé. La segunda entrega Dalton, "Licencia para matar", no tuvo la misma suerte que su precedente y Saltzman y Broccoli sufrieron un buen revés en taquilla, circunstancia que la productora achacó públicamente a errores en la promoción internacional de la cinta. El hecho de que, inesperadamente, el título de la película cambiase de "Licence Revoked" a "Licence to Kill" no ayudó, ciertamente, a una ideal campaña de difusión.

Las dos encarnaciones del agente 007 realizadas por Timothy Dalton han quedado como las más introspectivas, realistas y fieles a la obra de Ian Fleming desde los tiempos de Sean Connery. Su James Bond resulta un rebelde que no acepta sin discusión previa las órdenes de sus superiores, a los que cuestiona constantemente, añadiendo un matiz muy interesante al personaje que los fans de la serie agradecieron entusiasmados después de la ligereza demostrada por Roger Moore en su personificación de Bond. Dalton, actor de teatro habituado a bregar con los difíciles textos de William Shakespeare, demostró de esta manera su gran versatilidad y su profesionalidad a la hora de ponerse al frente de cualquier personaje, fuese cual fuese su naturaleza.