viernes, 18 de julio de 2008

Yvonne de Carlo: el lado cómico de la vampiresa

De entre las vamps que los estudios de Hollywood trataron de imponer en la pantalla durante la década de los cuarenta, destacaron especialmente algunos bellísimos ejemplares que tendrían, más tarde, una trayectoria cinematográfica con mayor o menor fortuna. Mientras que la habitual miopía de la Metro Goldwyn Mayer le hacía ceder a otras productoras a su recién descubierta Ava Gardner, la Universal puso mucho empeño en promocionar su más fresco material para la temporada de 1945, una joven Yvonne de Carlo que iba a afrontar su primer papel protagonista en "Salome, where she danced" después de cinco años de papelitos intrascendentes en los que, sin embargo, se hacía ya muy evidente su calidad de estrella en ciernes.
Yvonne de Carlo se convirtió, a partir de esta película, en una suerte de sucesora de María Montez, hasta entonces diva incontestada del estudio y a la que la prensa y las gacetillas del departamento de publicidad de la Universal apodaban "Reina del Technicolor".
Una vez recogido el cetro de manos de la incendiaria dominicana -la cual se hallaba ya al comienzo de un período de franca decadencia- la hermosa Yvonne de Carlo reinó en los oropeles de la Universal Pictures, ya como exótica bailarina árabe, ya como letal presencia en un cinema noir que daba sus últimos coletazos con el cambio de década. Los personajes que interpretó forman parte de los sueños de celuloide de toda una generación alimentada con historias de piratas, contrabandistas, gangsters, aventureros de fortuna y toda clase de clichés de la masculinidad más estereotipada, a los que sirvió de hermoso y colorista contrapunto.
Nacida Margaret Yvonne -familiarmente llamada "Peggy"- Middleton en Vancouver (Canadá) en 1922, desde muy corta edad demostró un especial talento para la danza, estudiando y practicando ballet durante toda su infancia. Siendo la futura estrella todavía una adolescente, su madre -que había sido abandonada por el padre de Yvonne cuando la niña tenía tan solo tres años de edad- decidió mudarse a Hollywood para intentar conseguir para su hija un lugar en el mundo del espectáculo. En 1940, ganó el concurso de belleza Miss Venice Beach, lo que le valió comenzar a trabajar como corista en diferentes night clubs y salas de espectáculo de la ciudad, hasta que consiguió entrar en la plantilla de starlettes de la Paramount Pictures, donde no fue más allá de lucir palmito en películas de Veronica Lake o Dorothy Lamour. Su pase a la Universal le permitió mayores posibilidades de lucimiento y la oportunidad de saltar al estrellato después de "Salome, where she danced", habiendo ya adoptado como nombre artístico el apellido de soltera de su madre.
Los films de exóticas aventuras se turnaron, a partir de 1945, con westerns de bajo presupuesto, alternando estas producciones con películas que llegarían a alcanzar la categoría de clásicos del Cine Negro, como "Brute Force" o "Criss Cross", ambas junto a Burt Lancaster y en donde Yvonne brilló con luz propia en sendos papeles que parecían haber sido escritos para ella. En 1956, y a las órdenes de Cecil B. de Mille, interpretó a Sephora, la esposa de un alucinado Moisés-Charlton Heston en la versión en color de "Los Diez Mandamientos", y en donde obtuvo las mejores críticas que le ayudaron a levantar una carrera aquejada de frecuentes altibajos. De Carlo encarnó el que sería su último gran papel en la pantalla grande en "Band of Angels", junto a Clark Gable en 1957 y dirigidos por Raoul Walsh. Este remedo de películas de la Guerra de Secesión, a medio camino entre "Jezabel" y "Lo que el viento se llevó", no obtuvo, pese al holgado presupuesto con el que fue realizada, el éxito que se le suponía, en parte debido a un ya muy envejecido Gable que no podía -por mucho que lo intentara- seguir con su arquetipo de galán-canalla por excelencia. En ese mismo año de 1957, editaría un LP con standards llamado "Yvonne de Carlo sings", que aprovechaba su bien timbrada voz desarrollada en sus años juveniles en el coro de su iglesia anglicana en Vancouver.
Si bien los primeros años sesenta fueron, profesionalmente, muy decepcionantes para Yvonne de Carlo, 1964 marcaría un hito en su carrera al conseguir el papel de Lily Munster en la serie de televisión -basada en los monstruos clásicos de la era dorada de la Universal Pictures- "The Munsters". Producida por Kayro-Vue durante dos temporadas (1964-1966), la serie es una de las más famosas sitcoms televisivas de todos los tiempos, con unos adorables personajes que hoy pueden parecer encantadoramente kistch. De Carlo mostró a una sorprendida audiencia una magnífica faceta de actriz de comedia que le permitía manejarse magistralmente como la vampira devota de su familia y con vocación de perfecta ama de casa, cabeza de un no confesado matriarcado en la mansión familiar situada en el 1313 de Mockingbird Heights. La serie trasladaba situaciones cotidianas de cualquier familia americana de clase media a la peculiar circunstancia de esta saga emigrada de Transilvania a los Estados Unidos, en donde vivían siguendo los postulados del más estricto american way of life. Cuando la serie se cerró en 1966, Yvonne de Carlo frecuentó los escenarios con producciones musicales como "Pal Joey" o "Catch me if you can". En este sentido, su mayor éxito fue su papel de Carlotta Campion en la producción de Broadway del aclamado musical de Stephen Sondheim "Follies" en 1971, y en donde cantaba con gran entrega el clásico "I'm still here". En lo referente a su carrera cinematográfica, frecuentará producciones ciertamente menores, muchas de ellas de los géneros de terror y fantástico exprimiendo el recuerdo de su personaje de Lily Munster. A partir de la década de los ochenta, su actividad profesional fue espaciándose progresivamente. En 1997, tras la muerte de su hijo Michael -fruto de su matrimonio con el stuntman Robert Morgan (1955-1974)- Yvonne se retiró a la comunidad de reposo de Black Lake, hasta que su delicada salud aconsejó su ingreso en el Motion Picture & Television Hospital, en Woodland Hills, California. De Carlo falleció el ocho de enero de 2007, a los 84 años de edad, cerca de las colinas de aquel Hollywood al que había dedicado los mejores años de su vida.