domingo, 26 de abril de 2009

Fred Gwynne, la otra cara de Herman Munster

La especial constitución de su físico -alto y desgarbado- unida a la inusual estructura de los rasgos de su rostro, dejaron bien pronto claro que Fred Gwynne no podría desarrollar una carrera de galán al uso en el mundo del espectáculo. Así las cosas, su entrada en el show bussiness se produjo en Broadway de la mano de la gran Helen Hayes interpretando a un arquetípico gangster en la adaptación de la comedia "Mrs. McThing", y siendo, más tarde, uno de los esperpénticos proxenetas de la producción teatral de "Irma la Dulce" . Esto ocurría en 1952 en Nueva York, la misma ciudad que había visto nacer a Frederick Hubbard Gwynne veintiséis años antes en el seno de una familia de inmigrantes de ascendencias irlandesa e inglesa. Pronto el interés del joven Gwynne por las tablas le hizo enrolarse en el Brattle Theatre de Cambridge, en Massachussets, compañía de entusiástica pasión por el teatro pero de poca solidez económica. Para mantenerse, Gwynne tuvo que aprovechar su talento como ilustrador, comenzando a trabajar en una agencia de publicidad en la cercana ciudad de Pittsfield.
Sin embargo, su puesto de trabajo quedó bien pronto vacante después de la genial performance que ofreció el actor con su papel de Bottom en la adaptación del Brattle de "El Sueño de una Noche de Verano", que le abrió las puertas de Broadway y, poco después, del emergente medio televisivo en el famoso programa The Phil Silvers Show, apareciendo en dos de sus episodios poco después de debutar en la gran pantalla con un papel secundario en "On the waterfront", de Elia Kazan. Acompañar al histriónico y popular Phil Silvers en la televisión representó para Gwynne un salvoconducto directo al despacho de los más importantes productores, aceptando la oferta del prestigioso Nat Hiken para protagonizar una sitcom junto al actor Joe E. Ross como una singular pareja de policías. La serie se llamaría "Car 54, where are you?" (no estrenada en España) y se convertiría en una de las más populares producciones de la NBC emitida en dos temporadas de 1961 a 1963. Las enloquecidas aventuras de los agentes del cuerpo de la policía de Nueva York Gunther Toody (Ross) y Francis Muldoon (Gwynne), destinados a la imaginaria comisaria del 53rd precinct del Bronx neoyorquino gozaron de gran popularidad y permitieron cimentar la fama y el prestigio como intérprete de comedia de Fred Gwynne. Fue durante el rodaje de esta serie, por cierto, donde conoció y trabó una gran amistad con Al Lewis, más tarde su compañero en "The Munsters", quien interpretaba aquí al oficial Leo Schnauser.
En 1964, Universal Pictures, en coproducción con Kayro-Vue, andaba preparando una nueva serie de televisión basada en los personajes del cine de terror que habían hecho la fortuna de los famosos estudios de Hollywood durante las décadas de los treinta y los cuarenta. La producción se llamaría "The Munsters", y mostraría, en clave absolutamente humorística, la cotidianeidad de una familia de inmigrantes transilvanos rendidos al american way of life de los dorados años sesenta. Los carácteres de los diferentes personajes estaban ya perfectamente definidos por los creativos: el padre sería Herman Munster, un remedo bonachón del Monstruo de Frankenstein, mientras que la madre -Lily, una abnegada ama de casa- sería una vampiresa de larga melena negra e irresistible atractivo que viviría entregada al bienestar de su amada familia. Este curioso matrimonio tendría un hijo, el pequeño Eddie, un precoz hombre-lobo siempre a vueltas con su abuelo, el mismísimo Conde Drácula, reconvertido en un inventor que dispondría de un laboratorio secreto en los sótanos de la casa. Finalmente, la sobrina de Lily, Marilyn, sería una hermosa joven convencida de ser la "oveja negra" de la familia, dado que no se parece en absoluto a sus peculiares parientes.
El potente casting, que incluía a Yvonne de Carlo y al ya mencionado Al Lewis, se completó con el fichaje de Fred Gwynne, a quien la Universal consideró el actor ideal para interpretar a Herman Munster. Gwynne, considerado ya un excepcional todo terreno en el plano de la comedia, rizó el rizo con su personificación del entrañable padre de familia que se gana la vida en la funeraria Gateman, Goodbury & Graves y que demuestra tener un elevado sentido de la honestidad y del deber para con su familia y con su patria de adopción. Su increíble talento para la comedia y su excepcional facilidad para componer hilarantes expresiones faciales rompió moldes en la televisión, siendo uno de los activos más importantes en el gran éxito que consiguió la serie durante sus dos temporadas de emisión de 1964 a 1966. En este sentido, la fama de los intérpretes que protagonizaron la serie llegó a ser tal, que su presencia era requerida en inauguraciones de grandes áreas comerciales o, incluso, de parques de atracciones, lugares donde el cast debía personarse con su maquillaje y vestuario de trabajo bajo el abrasador sol californiano dando muestras, una vez más, de su enorme profesionalidad.
Como tantas veces ha ocurrido en el mundo del espectáculo, después de un gran éxito se produce, curiosamente, una pérdida de interés de directores y productores en un determinado intérprete que se traduce en un período de letargo laboral. Esto pareció suceder también en la carrera de Fred Gwynne posteriormente a la clausura de la serie que le hizo internacionalmente famoso. A partir de 1966 recibió un puñado de ofertas para aparecer en productos de consumo televisivo, muchos de ellos aprovechando el recuerdo de su personaje en "The Munsters", como la adaptación de 1969 de "Arsénico por compasión" en donde Gwynne retomaba el personaje que había interpretado, en 1944 y bajo la dirección de Frank Capra, Raymond Massey. Así mismo, en 1972 fue invitado a participar en un pequeño papel en "Harvey", remake para la pequeña pantalla de la historia de Mary Chase llevada al cine en 1950 con James Stewart acerca de un pacífico y excéntrico solterón que parece ser el único capaz de ver a un gigantesco conejo blanco, invisible para todos los demás. Poco trabajo, pues, para un actor de las enormes posibilidades de Gwynne, quien, pese a todo, brillaba excepcionalmente a cada nueva aparición en pantalla. Con el medio radiofónico, eso sí, inició una fecunda colaboración de 1975 a 1982, años entre los que su inconfundible voz tomó parte en 79 episodios del popular programa "The CBS Radio Mystery Theatre".
Los dos últimos trabajos remarcables de Gwynne fueron para el medio cinematográfico, teniendo lugar en 1984, cuando apareció en la excelente "The Cotton Club" de Coppola, y en 1989 en la adaptación de la novela de Stephen King "Pet Sematary" dirigida por Mary Lambert y en la que el actor ofrecía una inquietante interpretación en uno de los más terroríficos relatos del moderno maestro del horror. Fred Gwynne murió a consecuencia de un cáncer en 1993, dejando un legado indiscutible a las nuevas generaciones de actores cómicos, que siguen viendo en él un ejemplo de coherencia y honestidad en la profesión actoral, y a uno de los más importantes intérpretes de comedia de la historia de la televisión americana. Y para el gran público, indiscutiblemente, Fred Gwynne seguirá teniendo los rasgos de aquel Herman Munster dulce, afectuoso e ingenuo que cautivó a toda una generación.