miércoles, 23 de julio de 2008

¿Qué esconde "La Cabina"?

Un hombre sale de su casa una mañana, posiblemente para dirigirse a su trabajo. Es un hombre bajito, calvo, también posiblemente lleno de manías y complejos, como todo el mundo. Cruzando la soleada plaza, llena de niños que juegan al fútbol, señoras que se dirigen al mercado a hacer la compra diaria y empleados municipales que riegan el césped, se apercibe de la presencia de una cabina teléfonica nueva, impoluta, con recién abrillantados cristales, en un rincón donde ayer no había nada. Entra en ella, saca unas monedas de su bolsillo, y se dispone a marcar un número de teléfono. La puerta de la cabina se cierra, aparentemente sola, dejándole preso entre las cuatro paredes de cristal y acero.
A partir de aquí, dará comienzo una pesadilla que marcará un punto de inflexión en el ámbito de los espacios dramáticos en Televisión Española, un rotundo triunfo del realizador Antonio Mercero que, aún hoy en día, plantea las mismas dudas y se nos aparece tan terrorífica e inquietante como cuando fue estrenada en 1972. El guión de "La Cabina", un trabajo conjunto del propio Mercero y de José Luis Garci basado en un relato corto de Juan José Plans, contiene muy pocas expresiones verbales, dejando para el rostro del protagonista, un immenso José Luis López Vázquez, la tarea de transmitir el tormento físico y psicológico, la terrible ansiedad y el inabarcable miedo padecido por esta encarnación del hombre de a pie, del ciudadano medio, del rostro mediocre y repetido de la calle. López Vázquez, quien acababa de dar el do de pecho en la película de Jaime de Armiñán "Mi querida Señorita", echó el resto en esta interpretación considerada una de las mejores de toda su carrera, una extenuante prueba de habilidad gestual en la cual convierte en creíble la situación absurdamente macabra en la que se ve fatalmente envuelto su personaje. Muchos fueron los intentos por desvelar el verdadero sentido de la espantosa fábula que propone "La Cabina", algunos de ellos puestos en práctica por plumas de la mayor categoría filosófica o literaria. Ciertos autores afirman que se trata de una metáfora acerca de la situación política y social en una España próxima a la muerte de Franco. Otros proponen -desde un evidente punto de vista fellinesco- una lectura religiosa partiendo de que el helicóptero que acompaña al protagonista hasta el siniestro almacén final de las cabinas podría representar el Espíritu Santo (¿?). De todo se ha dicho y se ha especulado sobre las verdaderas intenciones de este mediometraje de 35 minutos que, en boca de su autor, no pretendía ejemplarizar ni proponer ninguna moraleja sino que, en realidad, no se hallaba tan lejos del terror y la ciencia ficción en su estado más puro, al estilo de las narraciones cortas de las que se nutrían programas de televisión como "Night Gallery", "The Outer Limits", "The Twilight Zone" o las producciones españolas "Historias para no dormir", "El Quinto Jinete" o "Ficciones".
Así, cabe deducir que gran parte de la frescura y actualidad que sigue conservando "La Cabina" tiene su razón de ser en esa capacidad para admitir múltiples interpretaciones y lecturas distintas, las cuales pueden ir en un sentido u otro en función del espectador, de su capacidad para asimilar lo absurdo o de su necesidad en encontrar una explicación razonada para todas las cuestiones de la vida.
Nota: "La Cabina" está editada en DVD dentro del pack "Antonio Mercero" (actualmente descatalogado) de TVE-Vale Films, y que incorpora otros imprescindibles trabajos del realizador como "Los Pajaritos", "La Gioconda está triste" o "La habitación blanca".