martes, 22 de julio de 2008

Bela Lugosi, el vampiro elegante

Hace pocas semanas publiqué un post acerca de la vida y obra de Boris Karloff. Supongo que, desde entonces, Bela Lugosi ha estado removiéndose inquieto en su tumba en la umbría del Holy Cross Cemetery en Culver City, LA, California. Hoy pretendo desagraviarle, no sea que busque venganza inmiscuyéndose en mis habituales pesadillas, bastante alejadas, por cierto, del encantador ambiente de las películas de terror clásicas de la Universal Pictures, estudios de los cuales Lugosi fue una de sus más importantes estrellas durante la década de 1930, trasladando al cine su personificación del vampiro aristócrata, culto, refinado y gentleman, a infinita distancia de su más directo antecedente, el no-muerto primitivo y de reacciones casi animales plasmado en la obra maestra de F. W. Murnau "Nosferatu", en la Alemania expresionista de 1922. El vampiro de Lugosi, capaz de desenvolverse en los más selectos ambientes de la high class londinense con la misma soltura que demuestra entre los oscuros muros de su castillo en Transilvania, viste eternamente sus chaqués de satinadas solapas, blancas corbatas de lazo y negras capas confeccionadas por el mejor sastre de Bond Street. Su Conde Drácula, de tan elegantes maneras que nunca se mancha sus guantes de hilo de la sangre de sus víctimas, se codea con la alta sociedad de Kensington y Maida Vale en el Royal Albert Hall y el Covent Garden, mientras decide si su próxima víctima será una humilde vendedora de flores o una exquisita demi mondaine de moral distraída. Esta encarnación del personaje de Bram Stoker dio a Lugosi la fama universal, quedando como el arquetipo del vampiro en la memoria colectiva de públicos de todo el mundo.
Béla Ferenc Deszö Blaskó nació en Lugos (en el antiguo imperio austro-húngaro) en 1882. Muy jóven, comenzó su actividad como actor bajo el seudónimo de Arisztid Olt representando toda clase de dramas shakesperianos en los escenarios y en películas mudas producidas en su país, hasta que el estallido de la Primera Guerra Mundial le obligó a servir en el ejército austro-húngaro, alcanzando el grado de teniente de infantería. Acabado el conflicto bélico, marchó a Alemania, donde trabajó en diferentes producciones cinematográficas. En 1920 emigró a los Estados Unidos, donde entró ilegalmente por Nueva Orleans, aunque en 1921 se reconoció legalmente su situación, pudiendo comenzar a trabajar en el cine. En 1929 ya era un personaje conocido en la sociedad de Hollywood, a la que escandalizó casándose con la millonaria viuda Beatrice Weeks y divorciándose de ella solamente tres días después. Malas lenguas citaron a la actriz Clara Bow como la tercera en discordia en este conflicto matrimonial.
Pese a haber obtenido un clamoroso éxito en Broadway con su personaje del vampiro en la producción teatral "Drácula", Lugosi no fue la primera elección de la Universal para interpretar la que iba a ser la gran producción de los estudios para 1931. Después de la muerte de Lon Chaney poco antes de iniciarse el rodaje de la película, y de quien la Universal deseaba la cesión por la Metro Goldwyn Mayer para protagonizar el film, se pensó en Conrad Veidt para el personaje principal después de su triunfo personal en 1928 con la cinta de horror "The Man who laughs", aunque fue Lugosi quien finalmente se llevó el gato al agua, al tiempo que le era concedida la ciudadanía estadounidense. El apoteósico éxito de "Drácula" consiguió para el actor un contrato con la Universal, pero la mala suerte no permitió que su carrera volviese a conocer las mieles de un logro semejante. El relevo en la dirección de los estudios en 1936 le apeó de los planes de los nuevos gestores de la Universal, quienes le asignaron a la división de serie B, muchas veces tan solo para colocar en los créditos su nombre como reclamo para películas de bajo presupuesto y nula vocación artística. La carrera de Bela Lugosi, así, naufragó tristemente en un sinfín de producciones totalmente olvidables.
A principios de los años cuarenta, Lugosi se resintió de viejas heridas de guerra desarrollando una dolorosa ciática. Los médicos le recetaron un tratamiento a base de opiáceos para mitigar el terrible sufrimiento que su mal le inflingía, a consecuencia de lo cual el actor se convirtió en un adicto a la morfina. Los siguientes años hasta su muerte en 1956 fueron un constante entrar y salir de toda clase de clínicas de desintoxicación, ofreciendo a la prensa amarilla de Hollywood un suculento y recurrente tema cargado de morbosidad. Mientras, el actor repite incansable los mismos papeles película tras película, generalmente producciones de horror junto a otras ilustres glorias de la casa como Boris Karloff o Lon Chaney Jr., e incluso tiene que verse parodiándose a sí mismo en comedias de los chirriantes Bud Abbott y Lou Costello o en el programa de televisión en directo de Red Skelton, en el cual sufre una pérdida de memoria al recitar su papel, consecuencia directa de un empeoramiento de su salud por la continua administración de dosis de morfina. Este hecho le defenestró, prácticamente, de los castings de Hollywood, ya que nadie quería correr riesgos con una estrella morfinómana en decadencia.
En 1953, ya retirado en su casa de Los Angeles, Lugosi conocerá al realizador Edward D. Wood Jr., quien le admira profundamente y le ofrece protagonizar varias de sus películas de absoluta serie B, delirantes engendros como "Glen or Glenda" o "Bride of the Monster". Lugosi acepta, creyendo que aquello significará su retorno al estrellato, pero pronto se da cuenta de que Ed Wood nunca será nadie en la industria del espectáculo. Sin sospechar que algún día llegará a ser el "Peor director de la Historia del Cine" por aclamación universal, Lugosi fallece de un ataque al corazón el 16 de agosto de 1956. Acompañado por su quinta esposa, su único hijo y unos pocos y fieles amigos, el actor es enterrado con su capa de vampiro. Aún aparecerá, después de muerto, en otra producción de Ed Wood, "Plan 9 from Outer Space", aprovechando footage sin utilizar que Lugosi dejó rodado para el realizador.