jueves, 2 de octubre de 2008

Weird Toons # 21: "Maw and Paw"

La factoría de producciones animadas de Walter Lantz es universalmente conocida por sus personajes más célebres, como Andy Panda, Chilly Willy o Oswald the Lucky Rabbit, y especialmente, su más famosa creación: Woody Woodpecker, el "Pájaro Loco". Lantz produjo sus cartoons durante más de cuatro décadas para la Universal Pictures, estrenando a partir de 1957 su popularísimo The Woody Woodpecker Show en la televisión en el que aparecían los cortos de todas las estrellas del estudio acompañando a los de la enloquecida ave carpintera. Sin embargo, Walter Lantz creó todo un rosario de interesantes personajes animados hoy en día absolutamente desconocidos por el gran público. Entre todos ellos destacan Space Mouse, Sugarfoot, Maggie & Sam, The Beary Family o Inspector Willoughby (de los cuáles habrá futuro post en profundidad), quienes servían de "teloneros" en el show de las figuras de la casa.
Maw and Paw fueron unos de estos lujosos secundarios que Walter Lantz creó inspirándose en la pareja protagonista de la serie de películas de Ma and Pa Kettle, encarnados por Marjorie Main y Percy Kilbride en diez hilarantes entregas para la gran pantalla producidas por la Universal, ciertamente de bajo presupuesto pero que resultaron un enorme éxito de taquilla. Main y Kilbride interpretaron magistralmente a este matrimonio de granjeros hillbillies que lucha denodadamente por mantener sus arraigadas tradiciones campesinas en un mundo que cada vez les resulta más y más difícil de comprender, creando un arquetipo rural middle America encantadoramente camp y revestido de enormes capas de tierna humanidad.
Los cartoons de Maw and Paw nos muestran situaciones en este mismo sentido, en las que se ponen de manifiesto los valores de la vida en el campo de las comunidades agrícolas a pesar de ser retratadas desde el punto de vista jocoso y un tanto ridiculizante de las metrópolis urbanas, alejadas del medio rural no solamente por su situación geográfica sino también por la incompatibilidad de dos maneras de entender la vida a distancias astronómicas una de la otra. Maw and Paw representan, así pues, el último baluarte de una América no contaminada por la publicidad de las grandes firmas comerciales que marcan el ritmo de la sociedad de consumo, una América de caminos vecinales sin asfaltar y de mecedoras en los porches que, poco a poco, ha ido desapareciendo junto con toda una filosofía no escrita acerca de la existencia.
El primer corto de Maw and Paw fue estrenado en 1953 con dirección de Paul J. Smith, quien se encargaría de la mayor parte de la producción de Walter Lantz durante los últimos veinte años de historia de sus estudios de animación. Cuatro cartoons en total se produjeron hasta 1955, cuando estos personajes echaron el cierre con "Paw's Night Out", corto en el que el protagonismo recaía en Milford, un cerdo muy especial -en los créditos se le presenta como the smart one- que demostraba tener infinitamente más inteligencia y sentido común que cualquier otro habitante de la granja, incluyendo a Maw, a Paw, y a sus dieciseis hijos (los he contado, uno por uno, revisando los cortos de la serie). Estas connotaciones un tanto groseras al hábitat rural no ayudaron a que los cartoons de Maw and Paw se popularizaran a nivel nacional, pagando un elevado precio que incluyó -tristemente- el no verse publicados en las tiras cómicas ni en las historietas gráficas que se comercializaban regularmente con otros personajes de la productora, y la nula existencia de merchandising relativo de ninguna clase. Sin embargo, estos cortos resultan hoy en día tremendamente interesantes por la traslación que al medio animado se hizo -pese a la evidente deformación de la realidad que se nos muestra en ellos- de un amplísimo sector de la sociedad americana de los años treinta y cuarenta que todavía arrastraba las consecuencias del crack económico de 1929.