jueves, 31 de julio de 2008

Norma Varden: empaque de gran señora

Con su immensa dignidad y flema británicas puestas al servicio de multitud de personajes, Norma Varden fue la única posible sucesora de Margaret Dumont. Su aspecto de matrona victoriana y su capacidad innata para caer en la cursilería -eso sí, del modo más elegante- la hicieron ideal para elaborar un prototipo de dama de clase alta que, a diferencia de la gran Dumont (a costillas de la cual se reían los Hermanos Marx), sabía mofarse de sí misma cuando la ocasión lo requería. Varden aportó a Hollywood un barniz de juego de té de porcelana china y de british cookies tomadas con guante blanco de una bandeja de plata imprescindible en muchísimas comedias producidas en los años cincuenta y sesenta, junto a otras importaciones made in Britain de la calidad de Hermione Gingold o Margaret Rutherford. Nacida en Londres en 1898, Norma Varden fue una niña prodigio que a muy corta edad tocaba el piano, por lo que sus progenitores decidieron enviarla a estudiar música a París. Años después, decidiría cambiar la vocación musical por la de la interpretación, viendo en esta última mayores posibilidades de encontrar una salida profesional. Su debut en el West End londinense se produjo en 1920, pasando a formar parte de la compañía del Aldwych Theatre en la cual se establecería desde 1929 hasta 1933. En 1931 había comenzado a trabajar en películas británicas en las que -abocada a lo que sería una constante en su carrera- aparecía, generalmente, en roles de dama de la alta sociedad.Una visita a California buscando el clima cálido de la costa del Pacífico para tratar de restablecer la salud de su madre -ya viuda- a principios de los años cuarenta la decidió a permanecer en Hollywood, donde pronto fue una presencia notable en películas como "Casablanca", "The White Cliffs of Dover" o "Forever Amber". En 1951 se puso a las órdenes de Alfred Hitchcock en "Strangers on a train", y en 1953 fue Lady Beekman, la encopetada esposa de Charles Coburn, en la deliciosa comedia de Howard Hawks "Los Caballeros las prefieren rubias" junto a Marilyn Monroe y Jane Russell. En 1957 sería Emily French, la adinerada víctima de los manejos de Tyrone Power y Marlene Dietrich en "Testigo de Cargo", de Billy Wilder. Su último personaje de relevancia fue en "Sonrisas y lágrimas" (1965) como Frau Schmidt, el ama de llaves de la numerosa familia Trapp en el musical de Robert Wise protagonizado por otra insigne británica, Julie Andrews. En esta película, Varden estuvo a punto de hacerse con el importante papel de la Madre Superiora, aunque este, finalmente, fue a parar a manos de Peggy Wood.
Si bien la actriz inglesa no volvió a reverdecer laureles en la gran pantalla, donde aceptaría interpretar papeles casi inexistentes en unas cuantas producciones de poca trascendencia, Varden se prodigó con garbo en la television a partir de 1952, apareciendo en diferentes programas como "I Love Lucy", "The Loretta Young Show", "The Real McCoys" o "The Betty Hutton Show". En la década de los sesenta, coincidiendo con la era dórada de las series en color, apareció en algunas de las más famosas producciones para la pequeña pantalla. Desde la acción de "Batman" hasta la mágica "Embrujada", de las aventuras detectivescas de "Perry Mason" a la fantasía de "Disneyland", Norma Varden aportó su personalidad y talento a una época irrepetible de la televisión. Asimismo, interpretó con regularidad el papel de Harriet Johnson, la vecina de los Baxter, junto a Shirley Booth en la entrañable "Hazel".
Norma Varden, que se mantuvo siempre soltera, se retiró en 1969 poco después de la muerte de su madre. A partir de ese momento, se volcó en su labor como portavoz del Screen Actor's Guild, donde se esforzó en conseguir mejores beneficios médicos para el colectivo de actores y actrices retirados. Varden falleció el 19 de enero de 1989, un día antes de su 91 cumpleaños.

Carolyn Jones, genuina Morticia

De entre todas las starlettes que pasearon su belleza por la gran pantalla durante la década de los cincuenta, destacó Carolyn Jones, dotada de un talento actoral muy por encima del de la mayoría de sus condiscípulas. En unos años en los que la abundancia anatómica era moneda de cambio frecuente en los grandes estudios de Hollywood, Jones -delgada, con ojos saltones y aspecto de gorrioncillo recién caído del nido- supo hacerse un hueco en la historia del cine, sin duda ayudada por su participación en dos películas que han permanecido como referencias ineludibles del cine de horror y de ciencia ficción de los años cincuenta ("Los Crímenes del Museo de Cera  y "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos") y por una nominación al Oscar de la Academia por su papel en "The Bachelor Party" en 1957, distinción que la situó en una inmejorable posición para esperar la llegada de buenos papeles protagonistas que, sin embargo, nunca acabarían por llegar.
Carolyn Jones nació en Amarillo (Texas) en 1930. Se trasladó a California en 1947, entrando en la Pasadena Playhouse, la escuela de formación de intérpretes fundada a finales de los años veinte y conocida en Hollywood como "la factoría de estrellas". En 1952 firmó contrato con la Paramount Pictures y actuó en su primer film, "The turning point", donde apareció sin acreditación. En 1953 se casó con el que sería -años después- famoso productor, Aaron Spelling, matrimonio para el cual ella tuvo que convertirse al judaísmo. Su breve pero memorable papel en "The Big Heat" sucedió a su aparición en "House of Wax", donde sería la Juana de Arco ideal del demente profesor Jarrod, interpretado por un inspiradísimo Vincent Price, quien no dudará en cubrir el angelical cuerpo de Jones de cera ardiente para exhibirla en su museo del horror. Este remake realizado por André de Toth del clásico de 1933 protagonizado por Fay Wray resultó un éxito, tanto más por sus cualidades intrínsecas que por su proyección en 3-D, sistema ciertamente incómodo que obligaba a los espectadores a utilizar unas gafas especiales para poder disfrutar del efecto tridimensional. Este complicado formato fue publicitado a bombo y platillo en los primeros años cincuenta sin conseguir buenos resultados, siendo pronto abandonado por los estudios dado el poco rendimiento obtenido en taquilla.
En 1956 tomó parte en "Invasion of the Body Snatchers", dirigida por Don Siegel e inspirada en el serial de Jack Finney publicado en la revista Collier's. La película, uno de los mejores entretenimientos de la sci-fi de los cincuenta, no se vio libre de segundas lecturas, y muchos fueron los que vieron en ella una plasmación de la psicosis anticomunista que azotaba el país en aquellos años y de la "Caza de Brujas" del senador McCarthy. En realidad, no es más que un producto cercano a la serie B cuyos méritos se han visto exagerados por la cultura pop y el gusto por cierta estética kistch desarrollado en las últimas décadas. Con todo, la cinta sigue resultando asombrosamente interesante y, por descontado, infinitamente mejor que las posteriores versiones que del tema se han realizado.
Pese a su presencia en estos dos importantes títulos, la carrera de Carolyn Jones siguió adelante de la misma discreta manera en que se había desarrollado hasta entonces, alternando una activa presencia en la televisión con apariciones más o menos estelares en la gran pantalla: actuó para Hitchcock en "El hombre que sabía demasiado" (1956), fue la novia del gangster Mickey Rooney en "Baby Face Nelson" (1957), trabajó junto a Elvis Presley en "King Creole" (1958) y se dejó ver en la lacrimógena "A hole in the head" (1959), dirigida por Frank Capra y en la que aparecería junto a Frank Sinatra.

 
Divorciada de Spelling en 1964, en ese mismo año conseguiría el papel de Morticia Addams en la serie de televisión de la Filmways Inc. "The Addams Family", basada en los personajes creados por el cartoonist Charles Addams en los años treinta y cuyas ilustraciones cómicas se publicaban en el periódico The New Yorker. La serie fue rodada en unos estudios de alquiler (los de la General Service en Santa Monica Boulevard, rentados habitualmente a pequeñas productoras independientes) con frecuentes problemas económicos debido a su poco holgado presupuesto que no impidieron, sin embargo, que la producción se prolongara durante dos temporadas con notable popularidad entre la audiencia, en abierta competencia con su directa rival, "The Munsters".
La Morticia Addams de Jones -sensual, exquisita, inteligente y hermosa- fue uno de los grandes atractivos de una serie que no destacó especialmente por la calidad de los argumentos de sus episodios. El anzuelo para los espectadores se escondía en unos gags visuales de tono sensiblemente chabacano, pero que funcionaban en manos de unos personajes absolutamente bizarre y, en el fondo, terriblemente encantadores. La actriz se identificó completamente con su personaje, enfundada en su vestido negro y cubierto su rubio cabello por una oscura mata de pelo, sentada en su boudoir haciéndose la manicura con una lima del siete o alimentando a su querida planta carnívora Cleopatra. Bien mirado, nada del otro mundo comparado con las costumbres de los restantes miembros de tan insólita y enloquecida familia.
Carolyn Jones continuó trabajando esporádicamente a partir de la clausura de "The Addams Family" en 1966, aunque únicamente en el medio televisivo. Diagnosticada de cáncer de colon en 1981 mientras trabajaba en la serie "Capitol", tuvo que rodar muchas de las escenas de la misma en silla de ruedas. Murió el 3 de agosto de 1983, a los 53 años de edad, en su casa de West Hollywood.