Este sabueso de gesto huraño, sosías canino de James Bond, tiene un destacado lugar entre los cartoons más oscuros que podemos encontrar apartando las telarañas de viejos programas animados de la televisión. Los cortos de este personaje fueron un segmento del show de los "Terrytoons", y fueron producidos en un total de diecisiete entre 1966 y 1967. Su creador fue un importante cartoonist, Ralph Bakshi, más tarde autor de una histórica joya underground, "Fritz the Cat" (1972), y de la primera y única versión en dibujos animados de "El Señor de los Anillos" (1978). Bakshi trabajó para los estudios de Paul Terry desde 1959 -cuando empezó como pulidor de acetatos en el "The Deputy Dawg Show"- hasta finales de los años sesenta. Durante este período, se encargó de animar, escribir y dirigir muchos de los cortos de los más populares personajes de la casa, y creó, además de la serie de James Hound, "The Mighty Heroes", una caricatura muy spoof de los superhéroes de los comics Marvel que fue realizada en el mismo período que la que nos ocupa, con un total de veinte cortos producidos. James Hound pertenece al exclusivo ramillete de personajes menos conocidos de la factoría de animación fundada en 1928, junto con Clint Clobber, Tom Terrific, Gaston Le Crayon, Sidney, Hashimoto-San, Astronut o Dinky Duck. Estos cartoons, de una excelente calidad e imaginativa puesta en escena, nunca pudieron competir con los de las estrellas consagradas del estudio: Mighty Mouse, Heckle & Jeckle, Gandy Goose o Little Roquefort. Muchos de estos personajes fueron creación de otro de los grandes nombres de la historia del dibujo animado, Gene Deitch, quien, más tarde, sacaría adelante una nueva serie de cortos de Tom y Jerry para la Metro Goldwyn Mayer con su particular y único estilo. Los cortos de James Hound nos lo presentan como un entregado agente secreto al servicio de una agencia de contraespionaje.
Su objetivo de atrapar al villano de turno se convierte en la razón de su existencia, sin importar la ingente cantidad de meteduras de pata que comete mientras lleva adelante su investigación, para desesperación de su superior immediato, la figura siempre oculta detrás de un enorme sillón de despacho que le pone al corriente de las misiones supersecretas que se le van a encargar. Hound, pese a su nefasta predisposición natural para la delicada labor que desempeña, siempre consigue salir airoso de los trances en los que se mete, aunque en muchos de ellos dispone de la valiosa ayuda de su joven sobrino Conrado, agente secreto en ciernes y el mayor admirador de su tío, al que considera el más importante héroe del mundo.
James Hound tiene a su archienemigo, su némesis absoluta, en el doctor Loquín, un ciéntífico chiflado que pretende apoderarse del mundo desde su laboratorio secreto, un extraño cuartel general apuntalado en una roca sobre el mar. Este personaje aparece con diferentes nombres y pequeños cambios en su diseño en algunos de los diecisiete cortos de la serie, pudiendo ser el doctor Ha-Ha, inventor de un elixir que produce incontenibles carcajadas ("Dr. Ha-Ha", 1966), o Villanín, capaz de robar la Estatua de la Libertad de Nueva York para conseguir que James Hound le siga la pista hasta su guarida en el Gran Cañón del Colorado ("Give me Liberty", 1967). En el fondo, todas estas variaciones representan al mismo prototipo de megavillano al estilo de los que aparecen en las películas del agente 007, desde el Dr. No hasta Goldfinger o Blofeld. De hecho, las similitudes que podrían encontrarse entre estos cartoons y los films de James Bond -y, por extensión, con todo el cine de espionaje- configurarían una lista tan larga que resultaría imposible reproducir (basta con ver los gadgets que Hound lleva incorporados en su ropa y en su vehículo).
Curiosa resulta también la colección de espantosos esbirros que aparecen secundando al malvado de turno, desde brujas montadas en escoba ("Which is Witch?", 1967) o imitaciones del monstruo de Frankenstein ("The Monster Master", 1966), hasta una inclasificable criatura con cuernos y de escamosa piel verde que responde al nombre de Micifuz ("Dreamnapping", 1966).
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