sábado, 14 de junio de 2008

Ava Gardner no tiene una calle en Madrid

Hace pocos días leí un interesante comentario acerca de los políticos (nacionales e internacionales) que tienen adscrita a su nombre una vía pública. En concreto, se hacía hincapié en la avenida del General Perón, en Madrid, cerca del paseo de la Castellana. Casualmente, en un exclusivo bloque de apartamentos cerca de la plaza de la República Argentina (avenida del Doctor Arce, 11) coincidieron como vecinos durante algún tiempo el propio Perón -afincado en España y gozando de la protección de Franco- y la actriz Ava Gardner, huída de Hollywood y residente en Madrid desde mediados los años cincuenta.
Sonadas fueron las broncas habidas entre tan inusuales vecinos. Miss Gardner -a menudo, ayudada por el valor que dan unos cuantos cócteles- se asomaba a su balcón gritando improperios de generoso calado al argentino que habitaba en el piso de abajo, el cual, usando su línea directa con El Pardo, enviaba a casa de la norteamericana a la Guardia Civil para impedir que esta siguiera con su retahíla de exclamaciones.

Esta anécdota me sirve para situar a estos dos personajes exactamente donde quiero tenerlos. Por un lado, un ex-mandatario sudamericano repleto de luces y sombras viudo de una señora que vestía abrigos de visón en pleno mes de agosto (¡en España!) y, por el otro, una actriz de la industria cinematográfica estadounidense con tendencia a ingerir demasiado alcohol y con poco interés por su carrera profesional. A primera vista, ni el uno ni la otra merecerían que el municipio de Madrid les honrara con una vía pública que les mantuviera perennemente en la memoria colectiva. ¿Qué puede, entonces, inclinar la balanza a favor de la más famosa nativa de Carolina del Norte?
Cuando Ava Gardner llegó a España, se encontró con un país de pandereta cuyos habitantes intentaban calentar los duros inviernos con copazos de Anís del Mono, que se alimentaban de tortilla de patata y que se encontraban sufriendo una cruel dictadura caracterizada por la represión más absoluta en todo lo tocante al sexo y al erotismo. De repente, la aparición de esta mujer cambió las normas establecidas. Una divorciada no católica que vivía sola, salía de noche, bebía, fumaba y "hablaba a los hombres de tú" levantó ampollas entre la mojigata y reaccionaria sociedad madrileña que servía de colchón para la corte de Franco y su esposa, Carmen Polo. Sin embargo, el españolito de a pie convirtió en motivo de morboso comentario en los mentideros de la Villa y Corte todo lo que la actriz hacía o decía. Sus juergas nocturnas, sus tientas toreras, sus constantes descaros con el Régimen, y su -generalmente, exagerada por la prensa- afición al tabaco, al alcohol y a los hombres, dejaban boquiabierta a la España cañí de la época. Incluso el NODO, órgano oficial de propaganda gubernamental, recogía asiduamente las idas y venidas diurnas y nocturnas de tan singular personaje.
El Madrid de hoy no sería el mismo sin Ava Gardner. En su anecdotario sentimental, aparecen constantemente referencias hacia esta mujer, e incluso podemos recorrer la ruta de sus locales y lugares favoritos, un peregrinaje no recogido en las guías turísticas de la ciudad pero pregonado por plumas literarias y periodísticas de la mayor brillantez. Una mujer cuyo mayor mérito (como apuntó certeramente Antonio Gasset con motivo de la muerte de la actriz) fue el de escoger libremente en la vida. Atreverse a vivir así, en una tierra sin libertades, tuvo, indiscutiblemente, mucho mérito.
Señor Gallardón, señores concejales: para el próximo pleno del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, incluyan una propuesta para honrar la memoria de esta madrileña de adopción con una calle, aunque sea pequeñita, una de esas callejas estrechas llenas de tascas a las que ella ayudó a promocionar universalmente. Ténganlo en cuenta, por favor.

3 comentarios:

toneteastur dijo...

Tienes toda la razón, Supongo que se la darán dentro de poco. En Tossa de Mar en 1998 le dedicaron una estatua (allí rodo Pandora y el holandes errante en 1950) por la promoción que hizo del pueblo en 1950 con el escandalo de su romance con el torero Mario Cabré y la llegada del celocisimo Sinatra cargado de esmeraldas y Coca Colas. Algo que seguramente ayudará es que en este momento TCM esta produciendo un documental sobre los años de AVA en España. En cuanto a aquellos años del blanco y negro y tenebrosos. Te diré que mi madre siempre me habla maravillas del Madrid de los años 50, ella lo relata como un sitio especial, lleno de gente agradable y extraordinariamente alegre.
Un saludo y espero que prospere tu propuesta.

Titibilus dijo...

Perón había participado en un gobierno dictatorial durante 2 años, este mismo gobierno lo encarceló y finalmente lo liberó por una movilización de trabajadores (el famoso 17 de octubre de 1945). Luego fue electo 3 veces presidente de Argentina en el marco de elecciones democráticas, su apabullante electorado generó que tras su derrocamiento se proscriba a su partido y no lo dejen regresar al pais, despues de un largo peregrinar por latinoamerica llega a la españa de Franco (las relaciones con el dictador español eran muy buenas, tras la 2da guerra la Argentina fue uno de los pocos países que le dio crédito a España y a eso se debe la visita de la señore de los tapados de bison a su pais - sugiero que consigas los discursos que dio en madrid, te sorprenderían). Resumiendo: Perón jamás accedio a la presidencia como Dictador. Apoyo la moción con respecto a Ava Gadner.

Anónimo dijo...

apoyo todo lo dicho por titibilus, además deberías saber que en agosto en nuestra argentina es pleno invierno!!no es que nuetra querida eva usaba tapados por que estaba loca, es que aquí en agosto hace frio!!!!!!!!!
muy buenoel blog, sabes mucho y lo compartís, pero de historia argentina no sabés nada.
Te aclaro que la historia de un país y de un movimiento político no se aprende mirando "evita" de alan parker.
saludos desde argentina