6- Daniel Craig: Con su aspecto de estibador de puerto soviético al que le quedan demasiado ajustados los trajes de Hugo Boss, Craig es la antítesis del arquetipo imaginado por Ian Fleming para su héroe literario, el cual se halla a distancias astronómicas de la imagen que transmite el último de los actores que han encarnado a James Bond. Para ejemplificar esta aseveración -que no hago, por supuesto, alegremente- propongo al lector un revelador experimento, llegados a este punto y final del exhaustivo repaso dado a los seis actores que han encarnado a James Bond: organizar en sus casas una soirée cinematográfica, a modo de los programas dobles de los antiguos cines de barrio, proyectando en primer lugar "Agente 007 contra el Dr. No" e, immediatamente, visionando "Quantum of Solace". Puedo asegurar que el contraste es, como poco, demoledor, y explicita a la perfección la evolución del personaje durante los cuarenta y siete años de su permanencia constante en las pantallas cinematográficas como uno de los iconos más perdurables del cine de la segunda mitad del siglo XX..
La elección de Daniel Craig para encarnar el rol de James Bond no fue, precisamente, aplaudida unánimemente desde todos los sectores del público internacional. Los seguidores más fieles de la serie y los fans más acérrimos del personaje se rasgaron las vestiduras clamando al cielo por la elección de un actor bajito, rubio y de mirada inquietantemente obtusa para interpretar al paradigma de la elegancia masculina. La tendencia de Craig a hacer que los carísimos trajes de grandes marcas internacionales que tenía que llevar pareciesen saldos de JC Penney no ayudó a que la audiencia más ortodoxa apaciguara su ira, pero, en contrapartida, Craig no tuvo más que quitarse la camiseta para humedecer las butacas desde Australia hasta Alaska. El vertido de toneladas de testosterona sobre el nuevo concepto Bond y la difusión de imágenes de un Craig desnudo y mostrando, sin arrobo ninguno, toda la mercancía dentro de una bañera en la biografía fílmica de Francis Bacon en la que intervino en 1998, "Love is the Devil", hicieron el resto en una época en la que el sexo y todo lo relacionado con él cotiza al alza -y mejor que nunca- en los mercados internacionales.Daniel Craig propuso un nuevo James Bond más acorde con los tiempos que corren, capaz de cometer acciones más que cuestionables desde el punto de vista de una estricta moralidad y con una pátina de conflicto interior que haría las delicias de Sigmund Freud y de la que sus predecesores carecían en absoluto. Su relación con su superior immediato, "M" (interpretado en las últimas entregas de la serie por una convincente Judi Dench), ha cargado las tintas en su inquina mutua y se ha dotado de un agresivo componente psicológico, más allá de las banales discusiones de despacho que ambos personajes mantenían tradicionalmente. Resumiendo, parece ser que la nueva imagen integral del agente secreto más famoso del mundo ha conseguido cuajar mayoritariamente entre la audiencia, a tenor de la recaudación de las dos películas que Craig ha rodado como Bond, "Casino Royale" (2006) y "Quantum of Solace" (2008), la más taquillera de toda la saga. Para 2011, está previsto el estreno de la tercera producción con el actor como mascarón de proa, "Bond 23", de la que todavía no se ha facilitado mucha información pero de la que se ha filtrado que tratará de recuperar y revestir de la importancia que tuvieron, tradicionalmente, los personajes de Moneypenny y de "Q".
La elección de Daniel Craig para encarnar el rol de James Bond no fue, precisamente, aplaudida unánimemente desde todos los sectores del público internacional. Los seguidores más fieles de la serie y los fans más acérrimos del personaje se rasgaron las vestiduras clamando al cielo por la elección de un actor bajito, rubio y de mirada inquietantemente obtusa para interpretar al paradigma de la elegancia masculina. La tendencia de Craig a hacer que los carísimos trajes de grandes marcas internacionales que tenía que llevar pareciesen saldos de JC Penney no ayudó a que la audiencia más ortodoxa apaciguara su ira, pero, en contrapartida, Craig no tuvo más que quitarse la camiseta para humedecer las butacas desde Australia hasta Alaska. El vertido de toneladas de testosterona sobre el nuevo concepto Bond y la difusión de imágenes de un Craig desnudo y mostrando, sin arrobo ninguno, toda la mercancía dentro de una bañera en la biografía fílmica de Francis Bacon en la que intervino en 1998, "Love is the Devil", hicieron el resto en una época en la que el sexo y todo lo relacionado con él cotiza al alza -y mejor que nunca- en los mercados internacionales.Daniel Craig propuso un nuevo James Bond más acorde con los tiempos que corren, capaz de cometer acciones más que cuestionables desde el punto de vista de una estricta moralidad y con una pátina de conflicto interior que haría las delicias de Sigmund Freud y de la que sus predecesores carecían en absoluto. Su relación con su superior immediato, "M" (interpretado en las últimas entregas de la serie por una convincente Judi Dench), ha cargado las tintas en su inquina mutua y se ha dotado de un agresivo componente psicológico, más allá de las banales discusiones de despacho que ambos personajes mantenían tradicionalmente. Resumiendo, parece ser que la nueva imagen integral del agente secreto más famoso del mundo ha conseguido cuajar mayoritariamente entre la audiencia, a tenor de la recaudación de las dos películas que Craig ha rodado como Bond, "Casino Royale" (2006) y "Quantum of Solace" (2008), la más taquillera de toda la saga. Para 2011, está previsto el estreno de la tercera producción con el actor como mascarón de proa, "Bond 23", de la que todavía no se ha facilitado mucha información pero de la que se ha filtrado que tratará de recuperar y revestir de la importancia que tuvieron, tradicionalmente, los personajes de Moneypenny y de "Q".
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